“Necesitas que se haga trending topic.”
Según fuentes oficiales, entre seis y siete niños desaparecen diariamente en la Ciudad de México. Esta escalofriante cifra es el punto de partida de la nueva película de la realizadora mexicana Claudia Sainte-Luce, El camino de Sol.
No han transcurrido ni los primeros 10 minutos del metraje cuando el hijo de la protagonista, de la que toma su nombre el título, es secuestrado a plena luz del día y frente a sus ojos. Junto con su ex-esposo, Sol emprende su búsqueda por todos los medios posibles e incluso yendo a contracorriente de un sistema roto, la ineptitud de las autoridades y la indolencia de sus conocidos.
Esta obra es el reflejo de un cine que es sintomático de la realidad que tristemente se vive día a día en el país. Un cine que la directora veracruzana aborda de una manera por demás reaccionaria y quizás sensacionalista, buscando revolver la tripa del espectador como meta final. Y lo termina logrando con relativa efectividad.
Sin embargo, Sainte-Luce aquí no busca ofrecer ningún tipo de redención social o realizar un estudio profundo sobre las desapariciones forzadas. Sino contar un melodrama que enganche a partir de un sentimiento de lástima por su personaje principal y sus desventuras. Esto no se refleja solamente en su desenlace, que es por demás fatalista, pero también en su torpe y caricaturizado acercamiento hacia el tema que trata.
Es ahí donde quizás se debería de exigir una mayor sensibilidad por su naturaleza sombría. Y al final, más bien, existe un miserabilismo que busca entretener a costa de la explotación de la tragedia palpable de un pueblo, un pueblo herido y en búsqueda de consuelo que, desafortunadamente, El Camino de Sol no ofrece.
Andrés Garza Escobar
Me gustan los perritos, los chilaquiles y ver películas. Mi apretón de manos es suavecito. A veces edito cosas.